Lilia Paredes, una figura política controvertida, ha sido captada recientemente luciendo un aspecto irreconocible y mostrando una sonrisa mientras paseaba por un famoso santuario en México. La esposa del presidente peruano Pedro Castillo se encuentra actualmente asilada en México, enfrentando constantes pedidos de prisión preventiva.
A pesar de las audiencias en su contra, la ex primera dama ha disfrutado de los impresionantes paisajes que ofrece la emblemática basílica de la Virgen de Guadalupe. Durante su visita, Paredes fue fotografiada posando para las instantáneas, tomadas por su hijo, y se encontraba acompañada de una mujer con el pelo corto y un polo rojo.
La periodista Marycarmen Sjoo, enlace telefónico desde México para PBO Noticias, describió el cambio de imagen de Paredes, rompiendo con su apariencia tradicional y mostrando un estilo fresco. Sin embargo, cuando Sjoo se acercó a la ex primera dama para confirmar su identidad, Paredes reaccionó de manera sorprendida y su sonrisa desapareció, como si hubiese visto algo aterrador.
Sjoo relató que después de su breve encuentro con Paredes, dos personas, aparentemente su seguridad personal, se acercaron para apartarla. Sin embargo, la periodista aclaró que no tenía la intención de interrogar a Paredes, simplemente deseaba confirmar su identidad.
Es importante destacar que, hasta el momento, no existen elementos suficientes para justificar la encarcelación de Lilia Paredes. Durante los últimos seis meses, mientras ha permanecido como asilada política en México, el Ministerio Público ha presentado en repetidas ocasiones solicitudes de prisión preventiva, pero todas ellas han sido rechazadas.
En relación con los cargos en su contra, la Fiscalía de la Nación ha solicitado una condena de ocho años de cárcel para la ex primera dama, acusándola de formar parte de una organización criminal durante el gobierno de su esposo.
En resumen, Lilia Paredes, una figura política asilada en México, ha sido vista disfrutando de los hermosos paisajes de la basílica de la Virgen de Guadalupe, a pesar de los constantes pedidos de prisión preventiva en su contra. Aunque aún no se han encontrado suficientes pruebas para encarcelarla, la Fiscalía de la Nación busca una condena de ocho años por su supuesta participación en una organización criminal durante el gobierno de su esposo.