En la madrugada del lunes, Bernardo Arévalo, socialdemócrata, finalmente asumió la presidencia de Guatemala, poniendo fin a siete meses de un boicot judicial que mantuvo al país en vilo. Sin embargo, el nuevo presidente reconoció que su mandato enfrentará desafíos inmensos, especialmente en la lucha contra la corrupción y el impulso del desarrollo social en esta nación centroamericana empobrecida.
Desde el balcón del Palacio Nacional, Arévalo hizo un llamado a los guatemaltecos para que lo acompañen en su gestión y colaboren en el rescate de las instituciones del país de la corrupción. Reconoció la inevitabilidad de enfrentar decisiones difíciles y momentos de duda y temor durante su mandato de cuatro años.
El presidente, de 65 años, sociólogo, exdiplomático y filósofo, anticipó que su gobierno se verá obligado a tomar decisiones difíciles y afrontará momentos de incertidumbre. Subrayó su compromiso de transformar tanto las instituciones del Estado como la realidad cotidiana de los guatemaltecos, con un enfoque claro en la erradicación de la corrupción y la exclusión social.
Arévalo destacó la tentación de confrontar y aumentar las diferencias en los próximos años, reconociendo que este período podría llevar a cometer errores y recibir críticas. A pesar de ello, reafirmó su determinación de superar estos obstáculos y trabajar hacia un cambio positivo.
Uno de los primeros desafíos mencionados por Arévalo es la Fiscalía, que lideró un boicot judicial en su contra. Anunció que buscará la renuncia de la fiscal general Consuelo Porras, sancionada por Washington por corrupción y socavar la democracia. La lucha contra la corrupción es un objetivo primordial del nuevo gobierno, que planea liberar al Estado de la captura de sectores corruptos en diversas instituciones públicas.
Aunque Arévalo enfrenta un panorama desafiante, cuenta con el respaldo de una población cansada de la corrupción, comunidades indígenas que exigen el fin de la exclusión y una juventud que busca oportunidades para no migrar.
La expectativa en torno al nuevo gobierno es alta, especialmente en temas como la depuración de las redes de corrupción y la atención a la situación socioeconómica de la población. Arévalo se enfrenta a la tarea complicada de gobernar y cumplir con las expectativas de la gente, que demanda medidas efectivas contra la corrupción y mejoras en las condiciones de vida.
Con el 60% de la población guatemalteca viviendo en la pobreza, el nuevo presidente enfrenta la urgencia de abordar los desafíos económicos y sociales para evitar la migración masiva hacia Estados Unidos. La lucha contra la corrupción y la creación de oportunidades para la juventud se presentan como elementos clave para el éxito de su mandato.
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